Cuando muere un bebé

Fuente: First Candle/SIDS Alliance (When a Baby Has Died)

Cómo sobrellevar el proceso de duelo
La muerte de un niño es la peor tragedia que puede acontecer en una familia. El impacto que causa este tipo de fatalidad es muy intenso y alcanza a todas las personas que de una u otra forma se relacionaban con el niño: los padres, los hermanos, los abuelos, los amigos y los integrantes de la comunidad. La muerte de un niño produce un desequilibrio en la armonía familiar y amenaza la estructura de la comunidad y la sociedad.
Como mencionamos con anterioridad, el fallecimiento súbito e inesperado de un niño es una experiencia devastadora que golpea y confunde a la familia. El sentimiento de culpa resulta insoportable y casi no existe energía para buscar ayuda de otras personas. No existió forma de predecir la muerte del niño ni de prepararse para la tragedia. Tampoco existen respuestas a la pregunta “por qué”.
La familia requiere información precisa y actualizada para disipar dudas. Cada familia necesita de una ayuda especial que debe planificarse de antemano.

 Los padres
Muchos padres que sufrieron la muerte de un niño relatan un dolor indescriptible, la tristeza más profunda de sus vidas. Estos padres se preguntan si lograrán tolerar tanto dolor, si podrán superarlo y encontrar algún sentido en sus vidas. Este dolor profundo puede aliviarse en cierta medida al conocer qué mecanismos ayudaron a otras familias en una tragedia similar. Los sentimientos más frecuentes son la tristeza, la culpa, el enojo y el temor. La tristeza es un sentimiento absolutamente normal y cuya causa es la pérdida del ser amado. La culpa consiste en adjudicarse responsabilidad por algún acto u omisión. La expresión más frecuente en esta situación suele ser: “Si sólo…”. Los padres sienten enojo hacia sí mismos, hacia su pareja, hacia la persona que cuidaba al niño, hacia el pediatra o incluso hacia el bebé por haber fallecido. A veces, los padres se enojan con Dios y ponen en duda sus creencias religiosas. También temen que otra tragedia pueda suceder en la familia. Con frecuencia, los padres en proceso de duelo sienten que se están volviendo locos. Se trata de emociones absolutamente normales.
Cuando la conmoción inicial comienza a ceder, los padres caen en una depresión prolongada. Se trata de un estado de altibajos emocionales en el cual la depresión se intensifica ante determinadas situaciones, por ejemplo, la llegada de un correo electrónico en el que se oferta determinado producto para el bebé, las expresiones de determinada persona que no comprende que el bebé ya no está o el simple hecho de recordar que se cumple determinado aniversario de la muerte del niño. En estos momentos tan desdichados, es muy importante poder conversar con otro padre que haya vivido una experiencia similar. Algunas personas encuentran este apoyo en familiares, amigos, autoridades de la iglesia, médicos, asesores u otros profesionales del área de salud que asistieron a personas en ese tipo de situación.
Los padres en proceso de duelo sienten que les resulta muy difícil concentrarse en una actividad durante un tiempo prolongado, por ejemplo, leer, escribir o tomar determinada decisión. Otras personas sufren mareos o una sensación de presión en la cabeza. Se trata de sensaciones normales que nada tienen que ver con un desequilibrio mental. También resulta difícil conciliar el sueño, lo cual aumenta el cansancio de la persona. Si deben ocuparse de la familia o regresar al trabajo, quizás necesiten que su médico les recete alguna medicación suave para poder descansar durante la noche. Sin embargo, incluso aquellos padres que logran dormir, sienten esta sensación de fatiga.
Las personas en proceso de duelo con frecuencia experimentan dolores musculares u otros síntomas localizados en el corazón o el estómago. Pierden el apetito y comen sólo porque saben que deben hacerlo. Sienten “nudos en su interior”. A menudo las madres relatan dolor en sus brazos por no poder sostener a su bebé.
Los padres en proceso de duelo pueden sentir una necesidad imperiosa de huir de los demás, un terror a estar solos o incluso una sensación de peligro injustificada. Si tienen otros hijos, con frecuencia sienten temor por ellos, aunque simultáneamente evitan ocuparse de ellos. A pesar de sentir temor por la vida de sus hijos sobrevivientes, al mismo tiempo se irritan o impacientan con el comportamiento de éstos.
Los padres en proceso de duelo dependen de sus familiares y amigos, pero con frecuencia se molestan por la atención que reciben y llegan incluso a sentirse culpables por sus sentimientos. La situación se complica cuando la comunidad no comprende que han perdido a un niño en forma súbita e inesperada. Los familiares y amigos, en su deseo de ayudar, realizan comentarios desacertados o parecen no comprender.
 Cada padre realiza un proceso de duelo diferente
Las madres realizan un duelo diferente al de los padres. A veces, esta diferencia no es comprendida por otras personas. Por ejemplo, las madres, por lo general, necesitan hablar acerca de lo sucedido, mientras que los padres sobrellevan su dolor en silencio.
Cuando alguno de los padres trabaja fuera del hogar, las distracciones lo ayudan a no pensar todo el tiempo en su tragedia. Por el contrario, quienes realizan sus labores en el hogar, encuentran a cada paso recuerdos desgarradores. Es difícil para los padres pedir ayuda a otras personas, y con frecuencia buscan distraerse mediante el trabajo. Incluso aceptan realizar trabajo extra con el objetivo de evitar “pensar todo el tiempo en lo que sucedió”.
A menudo la muerte de un bebé es la primera situación de pérdida familiar en la vida de los padres. El dolor es tan intenso que los padres luchan por relacionarse con su pareja, sus familiares y sus amigos. Para evitar malos entendidos, es aconsejable que los sentimientos de cada integrante de la familia sean expresados abiertamente, aunque pueda resultar una experiencia dolorosa.

 ¿Otro bebé, quizás?
Quizás desees tener otro bebé poco tiempo después de haber perdido uno. Es natural, ya que necesitas llenar tus brazos y tu corazón. Sin embargo, temes que este nuevo bebé muera como el anterior. Debes meditar acerca de cuánto tiempo deseas esperar y qué es lo mejor para ti. Para algunos padres, pensar acerca de otro bebé brinda cierto alivio en su dolor. Otros padres sienten que si piensan en un futuro bebé están traicionando al bebé que murió. El mejor momento para concebir otro hijo depende de las circunstancias particulares de cada persona. Cada padre debe confiar en sí mismo.
Cuando muere un bebé, muchas personas que rodean a los padres piensan que otro bebé es el mejor modo de superar la pérdida. Si en la pareja existen problemas de fertilidad o si ya perdieron otros bebés, este consejo puede resultar muy cruel. “Superar el dolor” implica aceptar lo ocurrido y convivir con este sentimiento, y se trata de un proceso que lleva tiempo. No se puede acelerar este proceso con la llegada de otro hijo.
Si decides no tener otro bebé y estás segura de haber tomado la decisión adecuada, entonces ten la convicción de que será lo mejor para ti. Pero si decides no tener otro bebé por temor, entonces necesitas asesoramiento profesional. No eres la única persona que ha sentido este tipo de temor.
Si ya estás esperando otro bebé, entonces seguramente te sientes emocionada y al mismo tiempo atemorizada. Es muy difícil tener paciencia. Además, resulta muy injusto esperar tanto algo y atravesar por la misma situación. Es necesario un buen sistema de apoyo, como por ejemplo, hablar con tu médico u otro profesional. También puede ayudar el hecho de conversar con padres que tuvieron otros hijos luego del fallecimiento de un bebé. Busca entre tus familiares a aquellas personas que puedan escucharte en lugar de brindarte consejos no solicitados. Puedes leer una vez más las recomendaciones acerca de la disminución del riesgo de muerte súbita del lactante.
Como si faltara una definición, este niño recibe la denominación de “hijo subsiguiente”. Este niño por cierto que es una persona muy especial para ti y para los demás. El nacimiento de un hijo subsiguiente puede resultar una experiencia emocional abrumadora. Mientras sostienes en tus brazos a esta nueva vida, posiblemente te invaden recuerdos desdichados que se entremezclan con el momento de dicha presente. Este acontecimiento se transforma en una combinación de felicidad y dolor intenso.
El momento más difícil sobreviene cuando el bebé alcanza la edad que tenía el bebé anterior al fallecer. Se trata de un acontecimiento que debe llegar y luego ser superado. Muchos padres relatan que después de esa fecha comienzan a disminuir muchas inquietudes.
No eres la única persona que siente incomodidad y pánico, ya que casi todos los padres que perdieron un bebé se sienten de esa forma. Debes intentar sobrellevar estos sentimientos de la mejor forma posible. Sin embargo, si sientes este tipo de preocupaciones en forma constante, quizás debas consultar a un profesional, o a tu médico.
El término exitoso de tu embarazo y/o el nacimiento de tu nuevo bebé representan esperanza, así como la continuidad de la vida. Tanto la felicidad como la tristeza impregnan nuestros recuerdos y nos manifiestan el verdadero significado de la esperanza. Muchos padres superaron las crisis y el pánico para vivir con felicidad la infancia de su nuevo hijo. Ellos reconocen que no fue sencillo contener sus emociones, pero que su esfuerzo se vio recompensado por uno de los momentos más dichosos de sus vidas.

 Los abuelos
Desde el momento en que te conviertes en padre por primera vez, procuras proteger a tus hijos del dolor y la tristeza. Y con el paso del tiempo, puedes afirmar que has triunfado, ya que has podido solucionar muchos problemas y disminuir el dolor.
Pero de pronto, tu hijo adulto se enfrenta a la situación más terrible que puede sucederle a una persona. Se trata de un dolor mucho más intenso, casi imposible de comprender. O quizás tú sí lo comprendes, porque tú, también, has perdido un bebé.
Te enfrentas a un sinnúmero de emociones: desamparo, frustración, tristeza, culpa, enojo. Sufres un doble dolor. Sufres por tu nieto: todas tus ilusiones y expectativas acaban de derrumbarse, acaba de apagarse la vida de tu descendencia. Te habías preguntado si este niño se parecería a tu familia, qué profesión elegiría, y quizás, incluso, le habías comprado un obsequio de antemano: su primer triciclo o una muñeca especial. Quizás ni siquiera tu propio hijo percibe tu dolor. Sin embargo, tienes todo el derecho del mundo a sentirlo. Con frecuencia se habla de “el duelo ignorado de los abuelos”. Tú tenías un vínculo especial con tu nieto, un vínculo de amor incondicional sin las complicaciones de la responsabilidad paterna.
Al mismo tiempo, sufres un profundo dolor por tu hijo. Te sientes frustrado porque tu hijo sufre intensamente y no puedes hacer nada para evitarlo. Todos los trucos que utilizabas para lograr una sonrisa de tu bebé son inútiles ahora, y las palabras mágicas con las que solucionabas sus problemas perdieron su poder. Sólo puedes sentarte a su lado, ofrecer ayuda y observar el modo en que tu hijo intenta sobrevivir a la tragedia. Con frecuencia los abuelos creen que deberían saber cómo afrontar una situación así, que deberían tener las respuestas, controlar la situación y actuar a modo de ejemplo. Pero cuando todo lo que pueden ofrecer (consejos, ayuda económica, cuidado de los otros nietos, experiencia, apoyo emocional) no es aceptado o incluso es rechazado, los abuelos se sienten culpables, frustrados y enojados.
La muerte de un bebé es una experiencia difícil por su propia naturaleza. El hecho de que ocurre súbitamente y de que no existan respuestas intensifica el dolor. Es muy importante que los abuelos reciban información acerca de la muerte súbita e inesperada de un lactante. Algunos grupos de apoyo para abuelos son AGAST (Alliance of Grandparents, A Support in Tragedy) ( http://www.agast.org/ ) y con Message Loop for Grandparents(http://health.groups.yahoo.com/group/GrandangelsSIDS).

 Los amigos y los familiares
Si alguien a quien aprecias ha perdido un bebé, puedes hacer determinadas cosas para ayudarlo a sobrellevar el proceso de duelo y afrontar la situación. Si los amigos y familiares evitan a la persona en duelo –quizás por no saber cómo actuar o qué decir- estarán aumentando su sensación de dolor y soledad. Te ofrecemos las siguientes sugerencias:

 Qué hacer y qué decir
Comunícate con ellos y manifiéstales tu preocupación y tu deseo concreto de ayudarlos
Escúchalos cuando necesiten hablar, ayúdalos en el cuidado de sus otros hijos o en lo que necesiten. Ofréceles ayuda en acciones concretas como la limpieza del hogar o la preparación de las comidas.
Expresa que lamentas que hayan perdido a su bebé y que sientan tanto dolor.
Permíteles expresar su dolor, así como los sentimientos que ellos deseen compartir.
Acepta su silencio si ellos prefieren no hablar. No los obligues a hablar y déjate guiar por sus deseos.
Aliéntalos a ser pacientes y a no imponerse obligaciones.
Permíteles hablar acerca del bebé.
Presta especial atención a los hermanos del bebé que murió.
Asegúrales que actuaron de la mejor forma posible, que la atención médica fue la adecuada, así como los cuidados que tuvieron durante el embarazo o después de nacer el bebé.
Estimúlalos para que busquen ayuda externa, ya sea de un profesional o de otro padre en duelo.
Recuerda la fecha de cumpleaños del bebé, el aniversario de fallecimiento, el Día de la Madre y el Día del Padre, así como otras fechas especiales. Existen formas de conmemorar la vida del bebé que ayudan a las familias a comprender que su hijo no ha sido olvidado.

Sé paciente con ellos, ya que la recuperación lleva tiempo. No dejes de comunicarte con ellos.

 Qué omitir hacer o decir
No permitas que tu propia sensación de impotencia se interponga en tu acercamiento a la familia en duelo.
No evites a la familia por sentirte incómodo con la situación.
No digas que sabes cómo se sienten (a menos que tú también hayas perdido un bebé). Lo más probable es que ni siquiera imagines su dolor.
No pidas detalles acerca de la muerte del bebé. Si ellos te ofrecen información, escúchalos y compréndelos.
No los aconsejes acerca del modo en que deberían sentirse. No intentes imponer tus creencias religiosas.
No cambies de tema cuando te hablen acerca del bebé.
No emitas expresiones del tipo: “Al menos tienen otros hijos”, o “En el futuro podrán tener más hijos”.
No culpes a nadie por la muerte del bebé. Ni siquiera menciones la posibilidad de que en el hogar, o en la institución donde cuidaban al niño, o en la sala de emergencia u hospital actuaron en forma inadecuada.
No intentes extraer aspectos positivos de la muerte del bebé. Evita frases armadas y respuestas vacías.
No evites mencionar al bebé por su nombre por temor a entristecerlos.

No emitas expresiones del tipo: “Ahora deberías sentirte mejor”, u otra frase que juzgue sus sentimientos. No digas que sabes en cuánto tiempo concluirá su duelo.

 El duelo de los niños
Los niños sufren un gran impacto cuando fallece un hermano bebé. Los niños pequeños, que aún no comprenden explicaciones, sólo necesitan el afecto y la contención de sus padres. Pueden sentir un gran temor difícil de expresar (“¿Habré causado de alguna forma la muerte del bebé?”; “¿Morirán mamá y papá también?”, “¿Soy aún un hermano?”, “¿Quién cuidará de mí ahora?”). Intentan llamar la atención y estar más apegados a sus padres. Lo más importante para ellos es saber que los aman y que están a salvo.
Los hermanos y las hermanas mayores viven un proceso de duelo diferente, de acuerdo con su edad y con sus experiencias pasadas. A veces sienten culpa porque piensan que pudieron haber causado de alguna forma la muerte del bebé. A veces se muestran muy tristes y a veces indiferentes.
Los niños deben recibir toda la información que puedan comprender de acuerdo con su edad. Una persona mayor de la familia puede expresar sus sentimientos y lo que piensa en forma abierta. Esta actitud permitirá a los niños expresarse y preguntar acerca de la muerte. No se aconsejan expresiones del tipo: “El bebé se marchó”, o “El bebé ahora duerme en paz”. Es muy importante explicar a los niños que este tipo de muerte sólo sucede a los bebés pequeños.
Muchos jóvenes se transforman en verdaderos pilares de fortaleza para la familia. Escriben poesías y exhiben una fe simple e inquebrantable acerca de la vida y la muerte. Por el contrario, otros niños, debido a su edad o a sus características emocionales, sienten una inseguridad enorme luego de la muerte de un hermano. Este sentimiento de inseguridad suele exteriorizarse como pesadillas, incontinencia durante el sueño, dificultades en la escuela y otros trastornos. Estos inconvenientes deben conversarse con el pediatra del niño. Otros padres que ya vivieron estas etapas del proceso de duelo pueden ofrecer consejos prácticos.
El diálogo acerca de lo sucedido debe mantenerse siempre abierto, ya que los niños, con el paso del tiempo, comienzan a comprender diferentes aspectos a medida que crecen. Necesitarán información más completa con el paso del tiempo.

1.035 Comments

  1. Buenos días a tod@s.
    Quise escribirles hoy para agradecer sus palabras y para que sepan que a pesar de no tener a nuestros ángeles con nosotros, tengamos la certeza de que cumplieron su misión de vida a nuestro lado así sea de horas.
    En el 2009 perdí a mi hija Ariannys. Hoy después de 6 años, después de terapias, puedo decir que mi hija vino a madurar una relación de padres primerizos, a unir más aun a la familia para que después de 3 años y medio naciera mi Hijo Gabriel quien hoy llena mis días y la de mi familia de felicidad.
    No les puedo decir que no tuve miedo en buscar otro bebe y que aun no tengo, que paso aun las fechas con nostalgia, que siempre me imagino como seria todo si ella existiera, lo único que me consuela es que Dios me dio la oportunidad de tocar un ángel. Sin embargo siempre honro su vida en la mía, porque difícil es decir que se va a olvidar lo que paso solo aprendemos a llevar ese dolorcito que nos da el no tenerlos.

    Animo a todos estos padres que pasan por este dolor. Sí se puede! solo que se hace poco a poco, llorando riendo y hasta recordando.

    Besos y que dios les de mucha fuerza para seguir adelante.

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  2. Hola. Mi nombre es Mara y tengo curiosidad por conocer padres que, como mi compañero y yo, hayan sufrido la desgracia de tener un bebe víctima de muerte súbita. Nuestro hijito, leon, estaba a días de cumplir cuatro meses y crecía plenamente. No podemos comprender lo pasado. A dos meses la tristeza es más aguda que antes…es la primera vez que intentamos acercarnos a otros padres y es muy difícil.

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    1. Hola Mara…nosotros perdimos a Mateo el pasado 24 de febrero. Todavía no tenemos los resultados de la autopsia pero todo indica que fue muerte súbita. Mateo también se fue a días de cumplir su cuarto mes y era un bebé sano y vivaz. Con su papá estamos destruidos. Entiendo por lo que estás pasando, el dolor con cada día que pasa se hace más intenso.

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