Los conceptos sobre “duelo”

Los conceptos sobre “duelo” carecen de sentido, aplicados a los padres que han perdido hijos

En nuestra cultura es conocido que la muerte cuando llega de visita a un hogar da un nombre a los deudos de la persona que ha fallecido, así es de uso corriente, que de un momento para otro, alguien se transforme en viuda, viudo o huérfano, quienes prontamente pasan a estar en duelo, pero hay un caso puntual en el que la muerte no ha sabido aún como nombrar a quienes permanecen de este lado de la vida, es el caso cuando muere un hijo y cuando esto sucede todos se estremecen y recuerdan entonces que la muerte de un hijo no tiene nombre.
En la medida en que aún no existe palabra ni lenguaje que nombre a los padres que pierden hijos, todos los conceptos vertidos hasta ahora sobre el duelo por una muerte que, al sobrevenir, da nombre a los deudos, tales como viudez u orfandad, carecen de vigencia, carecen de sentido cuando se los aplica a los padres que pierden hijos; son sólo meras apariencias.
Cuando no hay nombre es necesario pensar lo no pensado, en el sentido de un proceso de creación auténtico, yendo más allá de un mero desocultar algo que ha permanecido oculto, hay que ir más allá de los límites, más allá de los paradigmas vigentes.
Renacer es la historia de ese transcurrir, pero de una manera distinta de la hasta entonces considerada como “clásica”, a saber, alejada de todo tutelaje del ser sufriente, sea éste químico, psicológico, religioso o social, descubriendo, en el proceso de hacer camino al andar, la dimensión espiritual, donde tienen su origen aquellos fenómenos específicamente humanos, aquellos que han de permitir la búsqueda señalada.
Nosotros estamos cada vez más convencidos que cuando un hijo muere no hay, en realidad, algo como un duelo que sea posible transitar sin morirnos en el intento.
Por eso estamos convencidos que hay que mirar más allá del duelo, hay que clavar la mirada, el corazón y el sentido en aquello que está más allá de nuestra realidad tal como hasta ahora hemos podido verla.
Es en la dimensión espiritual, donde el hombre se “eleva”, para buscar los recursos que le permitan superar las conmociones existenciales y encontrar un sentido a las preguntas que la vida le plantea

Es necesario trabajar con una nueva realidad, una realidad que hasta ahora ha estado oculta, pero que comienza a dejarse ver a través del camino de espiritualidad al que la muerte de un hijo nos abre las puertas. Toda otra visión, todo otro proyecto, enfrentado a éste queda disminuido.
(Del Mensaje de Renacer: En “El duelo no se elabora, el duelo se trasciende”, Huerta Grande 2003 y“La ayuda mutua como factor de renovación cultural, moral y social)

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