
Los grupos se forman cuando muchas personas pueden tener una actitud digna frente a lo que les sucede.
Y eso, es un proceso de aprendizaje que cada uno tiene que hacer. Para eso, es la actividad que nosotros hemos propuesto, que es la esencia de la Ayuda Mutua.
¿Cuál es ese requisito indispensable para que exista un grupo de Ayuda Mutua?. Es decir: ¿Qué es aquello sin lo cual no podría existir un grupo de Ayuda Mutua? y la respuesta es: «La presencia de otra persona, no la mía, la del otro».
Si yo voy a un grupo y no hay nadie ¿de qué me sirve?. Sólo me sirve en el caso que yo encuentre a otra persona frente a mí, entonces, tengo que valorar más la presencia de la otra persona, porque sin ella no hay grupo, sin ella no hay Ayuda Mutua.
En consecuencia yo tengo que valorar, tengo que respetar, tengo que cuidar la presencia del otro.”
“¿Cuál es el primer paso en ese largo y difícil camino que los grupos de Ayuda Mutua ofrecen?
¿Cómo hacer para sacar a los integrantes de estados de profunda concentración en sí mismos y preocuparse por el otro?
Se debe comenzar por aprender nuevas maneras de comunicación que partan desde lo mejor de cada uno hacia lo mejor del otro. Aprender, en ese proceso, a ver al otro como aquel para quien yo soy el otro.
Y lo mejor de cada uno es ese amor que aún tenemos por nuestros hijos, por la vida, por Dios o por uno mismo, puesto que si los corazones estuviesen secos, sin nada de amor nadie estaría en grupo alguno.”
Elisabeth Lukas nos deja la convicción de que: “toda persona, aunque psíquicamente sea sumamente contrahecha y acorralada, podrá salvar su alma por la entrega de un poco de amor.”
“Es, entonces, a través de ese amor por el hermano que sufre y que está frente a mí que podemos darnos cuenta que, en homenaje a nuestros hijos, hemos comenzado a reemplazar el sentimiento de dolor y desesperación por un sentimiento de amor.”
( SOBRE LO QUE IMPLICA LA ESENCIA DE RENACER)
Alicia Schneider y Gustavo Berti