
El perdón no es un favor que les hacemos a las personas que nos ofendieron. Es un favor que nos hacemos a nosotros mismos, limpiando nuestras almas de pensamientos y recuerdos que nos conducen a vernos como víctimas y a no disfrutar de la vida.
¿Todavía no quiero, o no puedo perdonar?: Cuando elijo perdonar, la sensación es la de quitarse un gran peso de encima. Me siento más liviano, miro a mi alrededor y soy capaz de ver la vida con ojos nuevos…esto no quiere decir que todo vuelve a ser como antes, simplemente me dice que soy capaz de trascender, de elevarme por encima de las mezquindades, o las tretas que nos juega el ego, y vivir la vida más plenamente.
Cuando te niegas a perdonarte no cambias el pasado, pero paralizas tu presente y limitas tu futuro.
A lo largo de la vida vamos tomando decisiones, unas más acertadas que otras. Por el camino podemos equivocarnos, fallar, herirnos y herir a otros. No obstante, todas las experiencias forman parte del proceso y es inevitable cometer errores. Tanto el éxito como el fracaso nos enseñan y nos convierten en la persona que somos. Por ello, para avanzar es necesario perdonarse a uno mismo.
Perdonar transforma la vida del que lo da y del que lo recibe, y la relación entre ambos. De una forma u otra, aunque el que ha recibido nuestro perdón no lo haya hecho de forma consciente, porque le hemos perdonado desde el corazón, la forma en que me dirijo a esa persona es distinta, porque yo soy distinto.
Perdonar redunda en beneficio de nuestra salud emocional, porque supone cerrar una etapa que no quisiéramos repetir.
Cuando sobredimensionamos nuestros fallos, cuando no logramos integrarlos como parte de nuestra historia, la culpa puede paralizarnos. Vivir pensando en que todo pudo ser distinto, lamentando una acción que ya no puede ser cambiada, solo trae dolor y amargura. Por ello, en este mismo instante, empieza a ser indulgente con tu yo del pasado y perdónate.
Muchas veces nos cuesta reconocer, que es a nosotros mismos a los que debemos perdonar; porque nos culpamos de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, juzgamos muy severamente nuestros errores, nos atormentamos por lo que dejamos de hacer o hicimos y nos quedamos estancados en el pasado sin poder avanzar; negándonos la oportunidad de empezar de nuevo, liberarnos, restaurar, renovar…
Perdonarnos, es ser capaces de aceptar e indultar nuestra propia humanidad.
Colaboración: Griselda Sisterna, mamá de Tobías (RENACER San Juan) y Pilar Tavarone, mamá de Daniel (RENACER Córdoba Centro)