Las mamás y los papás de los bebés

 

Alicia Schneider y Gustavo Berti responden preguntas.

Encuentro Buenos Aires 2011
Avellaneda, Buenos Aires, Argentina
14 de mayo de 2011

 

Las mamás y los papás de los bebés

Alicia: Las mamás y los papás de los bebés, son, realmente, unos de los más incomprendidos en los grupos Renacer, porque generalmente se piensa que un bebé… bueno… vivió tan poquito… no se tiene tantos recuerdos de él… ya van a tener otro… y tantas otras cosas… Resulta que no es así, a ese bebé se le esperó con amor, sobre él se planeó y planificó tantas cosas, se hicieron proyectos alrededor del embarazo de ese bebé… que se movía de tal manera… que cuando yo me movía de un lado u otro… Ese bebé es un ser lleno de vida y de luz para esos padres a pesar de que, a lo mejor, sólo lo vieron unas horas, unos días o unos pocos meses. Son estrellas fugaces que vienen y tocan nuestras vidas para siempre. ¡Tenían tan poco para hacer de este lado de la vida!, se fueron tan rápido pero dejan tras de sí un legado de amor infinito, que de aquí en más esos padres tendrán que llevar adelante.

3 Comments

  1. He conocido padres que han perdido bebés recién nacidos, nonatos o niñitos que han vivido poco tiempo. Y a propósito de esto, el artículo de Alicia de 2011 que publicó en estos días Ricardo Mario González, me interesó en demasía, por la mención a una realidad indiscutible que yo definiría como lamentable: la incomprensión de la sociedad, de los “otros”, del sufrimiento de los padres por la pérdida de un bebé; incomprensión que surge a partir del desconocimiento, del prejuicio, vinculado al efímero paso por la vida de ese bebé y que por ello no «merece» tanto dolor. Es curioso el modo de reaccionar de aquellos con los papás que sufren esta pérdida: al comienzo es de acercamiento y ayuda, pero luego imaginan que ya está, “sana sana” y a otra cosa… Pero lamentablemente ignoran los vitales lazos que se han establecido ya desde la vida intrauterina con la madre pues desde antes de nacer el bebé ya tiene protagonismo en la vida de papá y mamá y se va formando un maravilloso vínculo afectivo, vital. Ahora bien, muchos de esos padres que menciono llegaron a Renacer y allí encontraron el amor y la comprensión que necesitaban porque vieron que su dolor “valía” tanto como el de papás que habían perdido hijos cuyas edades ya les permitían interactuar con ellos.

    Yo viví la experiencia del fallecimiento de mi bebé, años antes de la partida de mi hija Julieta (que motivó mi llegada a Renacer), pero afortunadamente estuve muy acompañada, rodeada de mucho amor, comprensión, atención y jamás sentí la incomprensión a la que aludo en el párrafo anterior. Toda esa sinergia sirvió para ir elaborando mi duelo, duelo que como se sabe es un proceso natural, normal, de adaptación a una nueva realidad, inherente a la vida que nos prepara para aprender a vivir sin la presencia física de la persona fallecida.
    Marta Inés – Renacer Tucumán

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